En los últimos años, muchos propietarios de viviendas han comenzado a cuestionarse si es conveniente cambiar su hipoteca variable a fija. Este movimiento ha ganado popularidad debido a la volatilidad de los tipos de interés, lo que ha llevado a algunos a buscar la estabilidad que ofrecen las hipotecas a tipo fijo. Para comprender mejor si esta es una buena opción para ti, es importante conocer cómo funcionan ambos tipos de hipoteca, las diferentes formas en que se puede realizar este cambio y los gastos asociados.
Hipoteca variable vs. hipoteca fija
¿Qué es una hipoteca variable?
Una hipoteca de tipo variable es aquella en la que el interés que pagas por tu préstamo puede variar con el tiempo, ya que está vinculado a un índice de referencia, como el Euríbor. Este índice fluctúa según las condiciones del mercado financiero, lo que significa que tu cuota hipotecaria puede subir o bajar dependiendo de la evolución de dicho índice. Aunque en periodos de tipos bajos, las hipotecas variables pueden ser muy económicas, también conllevan un riesgo considerable de aumentos futuros en las cuotas si el Euríbor sube.
¿Qué es una hipoteca fija?
Por otro lado, una hipoteca de tipo fijo mantiene el mismo interés a lo largo de toda la vida del préstamo, lo que significa que las cuotas mensuales son estables e invariables. Esta opción ofrece seguridad, ya que no dependerás de los cambios en los tipos de interés, lo que facilita la planificación financiera a largo plazo. Sin embargo, en general, los tipos de interés en las hipotecas fijas suelen ser más altos que en las variables, al menos al inicio del préstamo.
¿Por qué cambiar una hipoteca variable a fija?
La decisión de cambiar una hipoteca variable a fija puede estar motivada por la búsqueda de estabilidad y previsibilidad en los pagos, especialmente en un entorno donde los tipos de interés están subiendo o se espera que lo hagan. Durante los últimos años, muchos consumidores con hipotecas variables han visto sus cuotas incrementarse debido a las subidas del Euríbor, lo que ha hecho que se planteen migrar a una hipoteca fija para evitar más aumentos en el futuro.
Este cambio es especialmente atractivo para aquellos que se sienten inseguros ante la posibilidad de que los tipos continúen en aumento. Además, si el diferencial aplicado en tu hipoteca variable es alto, un cambio a tipo fijo podría ofrecerte más beneficios a largo plazo.
¿Cómo cambiar de hipoteca variable a fija?
Existen tres formas principales para cambiar de una hipoteca variable a fija: mediante novación, subrogación o solicitando una nueva hipoteca.
Novación
La novación es una de las opciones más sencillas para cambiar las condiciones de tu hipoteca, ya que implica renegociar los términos del préstamo directamente con tu entidad bancaria. Si tienes una buena relación con tu banco, esta opción puede ser favorable, ya que el proceso es relativamente sencillo y rápido. Mediante la novación, puedes ajustar el tipo de interés, el plazo de amortización o incluso cambiar de una hipoteca variable a una fija sin necesidad de cambiar de banco.
No obstante, el banco no está obligado a aceptar la novación, por lo que es fundamental contar con argumentos sólidos que justifiquen la solicitud, como una situación financiera estable o una oferta competitiva en el mercado que sirva como comparación.
Subrogación
La subrogación implica cambiar tu hipoteca a otra entidad bancaria que ofrezca mejores condiciones. En este caso, el nuevo banco pagaría tu hipoteca actual y te ofrecería un nuevo préstamo con las condiciones revisadas, en este caso, pasando de una hipoteca variable a una fija. La subrogación es útil si otro banco está dispuesto a ofrecerte un mejor tipo de interés o condiciones más favorables.
Es importante comparar las ofertas entre diferentes bancos antes de tomar una decisión, ya que la competencia entre entidades puede ser beneficiosa para ti. Sin embargo, este proceso puede ser más lento y complicado que la novación, ya que implica cambiar de entidad y puede requerir un estudio de viabilidad financiera.
Nueva hipoteca
Otra opción para cambiar de hipoteca variable a fija es solicitar una nueva hipoteca. Esto implica cancelar tu hipoteca actual y contratar una completamente nueva bajo condiciones de tipo fijo. Aunque esta opción puede ser atractiva si encuentras una oferta mucho mejor, suele ser la opción más costosa en términos de trámites y gastos asociados, ya que implica volver a pagar comisiones de apertura, tasación y otros costes iniciales.
Esta alternativa puede ser interesante si las condiciones del mercado han cambiado de manera significativa desde que contrataste tu primera hipoteca, pero es importante calcular si los costes asociados compensan el cambio.
Gastos asociados al cambio de hipoteca
Cambiar una hipoteca variable a fija conlleva ciertos gastos que es necesario tener en cuenta antes de tomar una decisión. Los gastos asociados dependerán de la modalidad elegida: novación, subrogación o nueva hipoteca.
En el caso de la novación, los gastos suelen ser menores, ya que solo se deben pagar algunas comisiones relacionadas con el cambio de condiciones. Sin embargo, es posible que el banco imponga alguna penalización por modificar el tipo de interés de variable a fijo.
La subrogación también implica ciertos costes, como la comisión por subrogación que el banco original puede cobrar, además de los gastos de notaría, registro y gestoría. Aún así, en muchos casos, el nuevo banco está dispuesto a cubrir parte o la totalidad de estos gastos para atraer al cliente.
Por último, la contratación de una nueva hipoteca es la opción más cara en términos de gastos, ya que implica abonar todos los costes iniciales de un préstamo hipotecario, como la tasación del inmueble, los gastos de notaría, comisiones de apertura y otros impuestos.
¿Cuándo conviene hacer el cambio?
La decisión de cambiar una hipoteca variable a fija depende de varios factores, como la situación económica actual, las previsiones sobre la evolución de los tipos de interés y tus propias necesidades financieras. Si el Euríbor sigue subiendo y la previsión es que continúe al alza, puede ser un buen momento para fijar tu cuota mensual y evitar sorpresas en el futuro.
Además, si los tipos de interés fijos disponibles en el mercado son atractivos en comparación con lo que pagas actualmente en tu hipoteca variable, puede ser conveniente plantearse el cambio, siempre evaluando los costes asociados al proceso. Cambiar a un tipo fijo proporciona estabilidad y previsibilidad, lo que es especialmente valioso si prefieres tener un control estricto sobre tus finanzas a largo plazo.
En conclusión, cambiar de hipoteca variable a fija puede ser una opción sensata en un entorno de tipos de interés crecientes. Sin embargo, antes de tomar una decisión, es importante analizar las tres opciones disponibles (novación, subrogación y nueva hipoteca), tener en cuenta los gastos asociados y valorar si el ahorro en el pago mensual compensa los costes del cambio.
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